Los cementerios o necrópolis suponen un reflejo de la ciudad de los vivos, entran en la dinámica en la que funciona la sociedad, pero su capacidad de asumir las nuevas tendencias es más lenta, según analizan desde la Concejalía de Cementerios de Valencia website link. Sin embargo, y a las puertas de la tradicional celebración del día de Todos los Santos, el próximo domingo 1 de noviembre, los sepelios y los camposantos no son ajenos a esta evolución social y aspectos como la incineración, rituales funerarios distintos al católico, como el musulmán o el judío, y el laicismo en las instalaciones municipales, impulsado por el nuevo equipo de gobierno, son algunos detalles en los que se aprecia este reflejo de la ciudad y del nuevo Ayuntamiento.
Valencia contabiliza aproximadamente unas 3.800 defunciones al año y en más de la mitad de los casos ya se opta ya por la incineración en contraposición a prácticas más tradicionales como las inhumaciones. Según la citada delegación, en alrededor del 60% de los casos prevalece el crematorio frente a la tumba convencional. Además, y dentro de la opción de las cenizas, comienza a extenderse el uso de la denominada pirámide ubicada en el Jardín del Recuerdo, en la sección 11 del Cementerio General. Aunque todavía no se trata de una práctica generalizada, puesto que el 90% de las urnas que guardan los restos mortales del difunto quedan en la fórmula de custodia familiar, alrededor de un centenar permanece en el camposanto valenciano, bien en columbarios o en el citado depósito colectivo en el que están las urnas cinerarias, eso sí, biodegradables. Una pequeña placa recuerda durante cinco años el nombre y el apellido del difunto.
Fuente: Las Provincias